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CUENTO COEDUCATIVO

Author: Andrea
sábado, 12 de febrero de 2011

BLANCO NIEVES
Y LOS/AS
SIETE ENANITOS/AS



Érase una vez un hermoso principe que deseaba ardientemente la llegada de una niña. Un día que se encontraba sentada junto a la ventana en su aro de ébano, se picó el dedo con la aguja, y pequeñas gotas de sangre cayeron sobre la nieve acumulada en el antepecho de la ventana. El principe contempló el contraste de la sangre roja sobre la nieve blanca y suspiró.
- ¡Cómo quisiera tener un hijo que tuviera la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano!
Poco tiempo después, su deseo se hizo realidad al nacerle un hermoso niño con piel blanca, labios rojos y cabello negro a quien dio el nombre de Blanconieves.
Desafortunadamente, el rey murió cuando el niño era muy pequeño y el padre de Blanconieves contrajo matrimonio con una hermosa mujer y cruel que se preocupaba mas de su apariencia física que de hacer buenas acciones.
La nueva Reina poseía un espejo mágico que podía responderle a todas las preguntas que ella le hacía. Pero la única que le interesaba era:
- Espejo mágico, ¿quién es la más hermosa del reino?
Invariablemente el espejo le respondía:
- ¡La más bella eres tú! La vanidad de la Reina vivía satisfecha con la respuesta, hasta que un día, el espejo le respondió algo diferente:
- Es verdad que su majestad es muy hermosa; pero ¡Blanconieves es el más hermoso del reino!
Enfurecida, la envidiosa Reina grito:
- ¿Blanconieves más hermoso que yo? ¡Imposible! ¡Eso no lo tolerare!
Entonces mando llamar a su más fiel cazadora.
- ¡Llévate a Blanconieves a lo más profundo del bosque y mátalo! Tráeme su corazón como prueba de que cumpliste mis ordenes.
El cazadora inclinó la cabeza en signo de obediencia y fue en busca de Blanconieves.
¿Adónde vamos? preguntó el joven.
- A dar un paseo por el bosque su Alteza, - respondió la cazadora -. La pobre mujer acongojada, sabía que sería incapaz de ejecutar las ordenes de la Reina. Al llegar al medio del bosque, la cazadora explicó a Blanconieves lo que sucedía y le dijo:
- ¡Corre vete lejos de aquí y escóndete en donde la Reina no pueda encontrarte, y no regreses jamás a palacio!
Muy asustada Blanconieves se fue llorando, la cazadora mató a un jabalí y le sacó el corazón.
"La Reina creerá que es el corazón de Blanconieves" - pensó la cazadora -."Así el principe y yo viviremos más tiempo".
Blanconieves se encontró sola en medio de la oscuridad del bosque. Estaba aterrorizado. Creía ver ojos en todas partes y los ruidos que escuchaba le causaban mucho miedo.
Corrió sin rumbo alguno. Vagó durante horas, hasta que finalmente vio en un claro del bosque, una pequeña cabaña.
- ¿Hay alguien en casa? - preguntó mientras tocaba a la puerta -.
Como nadie respondía, Blanconieves la empujó y entró. En medio de la pieza vio una mesa redonda puesta para siete comensales. Sintiéndose seguro y al abrigo, subió las escaleras que conducían a la planta alta donde descubrió, una al lado de la otra, siete camas pequeñas.
- "Haré una pequeña siesta" - se dijo - ¡Estoy tan cansado! "
Entonces se acostó y se quedó profundamente dormido.

La cabaña pertenecía a l@s siete enanit@s del bosque. Eran muy pequeñ@s, algunos tenian barbas y otros llevaban sombreros de vivos colores. Esa noche regresaron de una larga jornada de trabajo en la mina de diamantes.
- ¡Miren! ¡Hay alguien durmiendo en nuestras camas! - . Uno de ellos tocó delicadamente el hombro de Blanconieves quien despertó sobresaltado.
- ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? - preguntaron l@
s enanit@s sorprendidos -.
Blanconieves les contó su trágica historia y ell@s lo escucharon llenos de compasión.- Quédate con nosotros -. Aquí estarás seguro. - ¿Sabes preparar tartas de manzana? - preguntó una de ellas -.
- ¡Sí, sí! Puedo preparar cualquier cosa - respondió el contento -.
- La tarta de manzana es nuestro postre preferido - le dijeron.
Blanconieves se ocupaba de las faenas de la casa mientras ell@s trabajaban en la mina de diamantes, y en la noche el les contaba divertidas historias. Sin embargo, los enanit@s se sentían inquietos por la seguridad de Blanconieves.
- No hables con extraños cuando estés solo. Y, sobretodo, ¡no le abras la puerta a nadie! - le advertían al salir.
- No se preocupen. Tendré mucho cuidado - les prometía -.
Los meses pasaron y Blanconieves era cada vez más hermoso. Leía, bordaba y cantaba hermosas canciones. Algunas veces soñaba que se casaba con una apuesta princesa.
Entretanto la malvada Reina convencida de que Blanconieves estaba muerto, había cesado de interrogar a su espejo mágico. Pero una mañana decidió consultarlo de nuevo.
- ¿Es verdad que yo soy la más hermosa del reino? - preguntó -.
- No, tu no eres la más hermosa, el más hermoso - respondió el espejo - es Blanconieves, sigue siendo el más hermoso del reino.
- ¡Pero Blanconieves está muerto! - No - contestó el espejo -. Está vivo y habita con los siete enanit@s del bosque.
La Reina encolerizada mandó buscar a la cazadora, pero ésta se había marchado del palacio. Entonces empezó a pensar como haría para deshacerse ella misma del joven de una vez por todas.
Blanconieves estaba preparando una tarta cuando una vieja aldeana se acercó a la casita. Era la malvada Reina disfrazada de mendiga.
- Veo que estás preparando una tarta de manzanas - dijo la anciana asomándose por la ventana de la cocina -.
- Sí - respondió nerviosamente Blanconieves -. Le ruego me disculpe pero no puedo hablar con extraños.
¡Tienes razón! - respondió la Reina -. Yo simplemente quisiera regalarte una manzana. Las vendo para vivir y quizás un día quieras comprar. Son deliciosas ya veras.
La Reina cortó un trozo de manzana y se lo llevó a la boca.
- ¿Ves hijito? Una manzana no puede hacerte ningún mal. ¡Disfrútala! Y se alejó lentamente.
Blanconieves no podía alejar sus ojos de la manzana. ¡No sólo parecía inofensiva, sino que se veía jugosa e irresistible!
No puede estar envenenada, la anciana comió un trozo, se dijo. El pobre Blanconieves se dejó engañar. ¡La malvada reina había envenenado la otra mitad de la manzana! Poco después de haber mordido la manzana, Blanconieves cayó desmayado y una muerte aparente hizo su efecto de inmediato. Allí se la encontraron l@ siete enan@s al regresar de la mina.
- ¡Esto, sin duda alguna, es obra de la Reina! - gritaron angustiad@s mientras intentaban reavivar a Blanconieves -.
Pero todo era en vano, el muchacho inmóvil, no daban ninguna señal de vida. Su aliento no empañaba el espejo que los enanit@s le ponían cerca de la boca.
L@s siete enanit@s lloraban amargamente la muerte de Blanconieves y no querían de ninguna manera separarse de el. Tal era su belleza que al verlo daba la impresión de que estaba dormido. Posiblemente pensaron, era víctima de un hechizo. Entonces decidieron ponerla dentro de una urna de cristal y hacer turnos para cuidarlo.
Un día una joven Princesa que pasaba por el bosque oyó hablar de el hermoso principe que yacía en la urna de cristal.
¡Como quisiera verlo! Pensaba mientras se dirigía a la casa de l@s siete enanit@s.
Al verlo, la princesa se enamoro inmediatamente de el. - ¡Era el joven más hermoso que jamás había visto! - ¡por favor déjenme cuidarlo! - suplicó a l@s siete enanit@s -. Yo velaré su sueño y la protegeré por el resto de mi vida.
En un comienzo los enanit@s se negaron, pero después aceptaron pensando que Blanconieves estaría más seguro en el castillo.
Cuando los lacayos de la princesa levantaron la urna de cristal para llevárselo, uno de ellos se tropezó y el cofre se sacudió. El trozo de manzana envenenada cayó de la boca de Blanconieves. Sus mejillas, hasta entonces de un pálido mortal, comenzaron a teñirse de rosa y sus ojos se abrieron lentamente. L@s enanit@s no podían contener su alegría, mientras la príncesa se arrodillaba al pie de Blanconieves.
- Deseo con todo mi corazón que seas mi esposo - susurró la princesa conmovida.
Blanconieves que se había enamorado de la apuesta princesa, le respondió:
- Sí, seré tu esposo.
La boda se celebró con una gran fiesta. La malvada fue perdonada e invitada. ¡Pero cuando vio la belleza y dulzura de Blanconieves, se lleno de tal rabia y envidia, que cayó muerta al instante!
Blanconieves y la princesa vivieron felices en un hermoso castillo, y los siete enanit@s nunca tuvieron que regresar a trabajar a la mina de diamantes.

FIN.

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